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La estatua de Francisco Pizarro regresa al centro histórico de Lima

La estatua ecuestre de Francisco Pizarro, una figura que divide opiniones entre orgullo y rechazo, ha vuelto al Centro Histórico de Lima en el marco del 490 aniversario de la ciudad. Este retorno, gestionado por la Municipalidad de Lima, revive un debate histórico y cultural sobre el significado de su presencia en la capital peruana.

Meta descripción: La estatua de Francisco Pizarro regresa al Centro Histórico de Lima, reavivando el debate sobre su legado en el 490 aniversario de la capital peruana.

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Un monumento con historia polémica

La escultura de bronce, creada por Charles Cary Rumsey y donada por su viuda, representa a Pizarro como un caballero medieval con la espada desenvainada. Desde su instalación en 1935 frente a la Catedral de Lima, ha sido reubicada en diversas ocasiones debido a controversias que cuestionan su simbolismo y pertinencia.

En 2003, durante la gestión del alcalde Luis Castañeda Lossio, el monumento fue retirado de la Plaza Pizarro tras ser calificado como «lesivo para la peruanidad». Desde entonces, su figura permaneció en el Parque La Muralla, perdiendo protagonismo hasta su reciente reinstalación en el Pasaje Santa Rosa, cerca de la Plaza Mayor.

Un retorno entre aplausos y críticas

La ceremonia de develación estuvo encabezada por el alcalde Rafael López Aliaga y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. En su discurso, Díaz Ayuso destacó a Pizarro como un «visionario» que contribuyó al mestizaje cultural, declaraciones que no escaparon a las críticas por una supuesta romantización de la conquista.

Mientras algunos celebran el regreso de la estatua como parte de un «encuentro histórico» entre culturas, otros lo consideran un recordatorio de la imposición colonial. Opiniones como «padre de la peruanidad» contrastan con calificativos como «usurpador y asesino», reflejando la polarización sobre su legado.

Debate en el contexto actual

La figura de Pizarro sigue siendo un tema divisorio, no solo en Lima, sino también en su tierra natal, Trujillo, España, donde existe una réplica de la estatua. Este debate se enmarca en una reflexión más amplia sobre cómo las ciudades peruanas enfrentan y reinterpretan su historia colonial.

En paralelo, también se ha restaurado el monumento en honor a Taulichusco, último curaca inca del valle de Lima, como un gesto simbólico hacia las raíces ancestrales de la ciudad.

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