En una larga lucha sin cuartel, donde ingresaron miles de situaciones ilegítimas, el Poder Judicial, tras 21 años de largo proceso, otorgó la legalidad del 33 por ciento de acciones del colegio Hans Christian Andersen, a la única hija del copropietario de ese centro de estudios, que había fallecido en 1,997 pero que su entonces esposa lo desembarcó de la sucesión. “Encontré justicia para mi padre”, señaló entre sollozos de alegría su heredera legítima.
El asunto se remonta al año 1960 cuando Constantin Sturmer Popescu contrae nupcias con Blanca Luz Dávila. El matrimonio no tuvo hijos.
En 1,962 la pareja decide fundar el colegio Hans Christian Andersen el mismo que tuvo bastante aceptación en el público debido a la calidad de enseñanza y trato con el alumnado.
Luego de 35 años de feliz convivencia, fallece, en 1997, Constantin Sturmer quien deja la herencia del respetado colegio a su cónyuge Blanca Luz Dávila y a su única hija Dalila Sturmer Ortega, producto de un anterior compromiso.
A pesar que el inmueble y el título de administración del colegio estuvo a nombre del matrimonio Sturmer – Dávila, la viuda Blanca Dávila, lejos de inscribirse y a su hijastra, Dalila Sturmer Ortega como nuevas propietarias del citado colegio, decide apartarla y gestiona ante la UGEL 07 del Ministerio de Educación como única representante del colegio surcano.
Es decir, no cumplió con la voluntad de su esposo ni con los estamentos legales correspondientes, a pesar que contaba con toda la documentación legal y formal ante Registros Públicos.
Como era de suponerse, la hija legítima de don Constantin Sturmer inicia una acción legal, en 1,998 para reivindicar el nombre de su padre como copropietario no solo del inmueble, sino del colegio. Y lo hace en su calidad de albacea, la facción de inventario ante una notaría, pasando luego a un juzgado de Miraflores, por dilatación.
Dalila Sturmer Ortega en el año 2007 logra el reconocimiento por sentencia extranjera panameña. Exequatur, cosa juzgada en nuestro país, como hija legítima de don Constantin Sturmer. Con ello logra vencer todos los impedimentos que le salieron al paso.
Se debe mencionar que en año 2012, en pleno proceso judicial, fallece la esposa de don Constantin Sturmer, doña Blanca Luz Dávila quien deja a sus sobrinos Betty, Carmen y Walker Alexander Dávila como parte de la sucesión, desconociendo a su hijastra Dalila Sturmer Ortega, a pesar que la ley estaba de su parte.
La justicia en nuestro país, en cierto modo tarda, pero llega.
Es así que tras 21 años de largo y tedioso proceso judicial, concluye con la respectiva protocolización, en la Notaría Cruzado, incorporando a don Constantin Sturmer Popescu como esposo en las acciones de propiedad del Colegio Hans Christian Andersen y, como corresponde de acuerdo a ley, a su única y legítima hija, Dalila Sturmer Ortega como heredera del porcentaje correspondiente.
Segunda batalla
Con toda la legalidad de la primera batalla, ya ganada, corresponde ahora, ingresar a una segunda contienda judicial, que corresponde a recuperar la administración del Colegio Hans Christian Andersen.
En ese contexto, se cuenta con la aprobación de la UGEL 07, quien avala el nombramiento de Dalila Sturmer Ortega como coadministradora del tradicional colegio ubicado en el distrito de Santiago de Surco.
Se sabe que la UGEL 07 con el conocimiento pleno del caso, insta a Betty Alexander Dávila presente ante este organismo a la hija del citado colegio, como coadministradora.
De no hacerlo, Dalila Sturmer iniciará la segunda batalla judicial, a fin de recuperar el buen nombre de su padre como propulsor de la alta educación en ese colegio que le valió el reconocimiento y aplauso de miles padres de familia y exalumnos, que hoy son personas de bien que buscan el desarrollo del país.
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