En los últimos años se ha publicado en el Perú diversa bibliografía que abarca la crónica, el testimonio y el estudio académico con el fin de contar, registrar y explicar la historia del rock peruano en general y la historia de la escena subterránea en particular, desde comienzos de la década del ochenta. Sin embargo, los estudios se han situado especialmente en Lima. No obstante, en diversas ciudades del país, también empezaron a gestarse movimientos que agrupaban a fans de rock, rock pesado y metal. En el sur, por ejemplo, se tenía noticias de la escena metal de Arequipa, Tacna, Cusco y Puno.
En ese contexto, la escena metalera en Puno tuvo sus inicios en el tránsito de fines de los ochenta y comienzos de los noventa. Una escena de tinte rockero y/o rokanrolero que luego tuvo su punto de inflexión con la organización del primer concierto metal en Puno, el 25 de junio de 1994, con la banda arequipeña Fosa Común. Esto dio pie a un espacio de interacción y a la creación de bandas de hardcore, heavy y death metal y a la publicación de fanzines, a la par de la organización de conciertos con bandas de Lima como del sur y bandas extranjeras, especialmente de Bolivia. No pasaría mucho para que en Juliaca, la segunda ciudad de la región, se llevara a cabo el primer concierto metal, el 17 de febrero de 1996. Años después, la escena crecería y daría lugar, en 2005, a los primeros conciertos exclusivamente punks.
La reciente publicación del libro “El camino de Rebeldía. Su paso por la escena metal y punk del altiplano peruano” (Acierto Gráfico E.I.R.L., 198 pp.), de Joel Pacheco Curie (Cusco, 1978), es un acercamiento a la escena metal de Puno como también al comienzo y posterior desarrollo de la escena punk, a partir del testimonio del autor, quien llegó a Puno en 1996 y, poco después, en 1998, fundó la banda harcore-punk Rebeldía. Banda que, en 2006, grabó el disco “Mente enferma” y que hoy se mantiene vigente.
El libro puede ser leído como un viaje musical al pasado, pleno de historia, pero también servirá para conocer en parte cómo se gestó la escena subterránea en Puno y cómo fueron esos primeros años, las bandas que existieron, los conciertos que se organizaron, las publicaciones que se editaron, las dificultades, y la manera cómo se mantuvo una escena al calor de un entusiasmo desprendido y honesto como un grito más en el panorama del metal nacional.
Nota: El presente texto forma parte de la introducción del mencionado libro.
